sábado, 5 de julio de 2014

La sumisa de las bragas Princesa es una golfa exhibicionista. II

Al día siguiente corrí temprano hacia la oficina. Aquel pandero, tapado por aquellas bragas Princesa, transparentado a través de las mismas, no había desaparecido de mi imaginación en toda a noche y si podía pensar en otra cosa de camino al trabajo era gracias a la descarga manual que había realizado en la ducha. Quería volver a verla, quería volver a ver a Julia en bragas, quería verla más. Sus tetas, que había atisbado escapando del sujetador el día anterior, de frente y descubrir si también se transparentaban sus bragas. Quería sacar fotografías, primeros planos, para no tener que masturbarme únicamente con la imaginación. Gozar del morbo de hablar con el gilipollas de su marido teniendo a su mujer en bragas o desnuda en mi bolsillo, en mi teléfono. Subirlas a Internet y que miles de tíos y tías se excitaran con ese pandero, con esos muslos, con esas tetas, viéndola cambiarse de ropa. Esto último no sabía si me atrevería; a fin de cuentas estaba mal. Llegue a la oficina, encendí el ordenador y espere las imágenes con la polla otra vez pugnado por salirse de los pantalones. Aparecieron y nada. El almacén estaba vacío, el resto de las cámaras ofrecían las imágenes normales de los pasillos y las salas vacías. De super pene a micropene en 30 segundos. Decepción. Me dirigí hacia mi mesa, pensando que no volvería a verla, cuando escuché ruidos en el despacho principal, el único que no tenía cámara de seguridad y que por la hora debería estar vacío. Un poco nervioso me dirigí hacia allí. La puerta estaba entornada y las luces encendidas. Miré hacia el interior, con cuidado y como con vida propia mi polla volvió a convertirse en un gran pepino. Allí estaba, fregando. Fregando en bragas y sujetador. Se encontraba de espaldas a mi, y su pandero, tapado únicamente por las bragas, bragas que por el agua o por el sudor, dejaban ver prácticamente su culo. Sus movimientos rítmicos alejaban y acercaban ese culo de mi vista y bamboleaban sus tetas, fuera del sujetador. Uno de sus pezones, pugnaba por escapar. Saque mi teléfono móvil y muy nervioso inmortalice su culo, sus bragas, sus tetas pugnando por escapar del "tetero" y me aleje hacia mi propia mesa, con la esperanza de que las fotos estuvieran enfocadas. Eche un último vistazo y me dio la impresión que me había visto. El día transcurrió sin nada que reseñar. Vi a Julia moverse de un lado hacia otro realizando sus tareas, mientras yo la imaginaba desnuda, pero sin dar ninguna señal que me hiciera sospechar me había descubierto. Yo, con mi teléfono, con sus fotos, sus bragas, alivie un par de veces en los servicios aquella presión en mis pantalones.
Al finalizar el día decidí acercarme al bar antes de regresar a casa, para tomarme una cerveza y hacerme otra paja. Al entrar en el bar, el pepino creció y mi corazón parecía querer salirse del pecho. Allí, frente a mi estaba ella, vestida de calle, con una minifalda vaquera, sentada las piernas cruzadas, con sus muslos a mi vista, y en el fondo el triangulito de sus bragas blancas. Se levanto, se acerco y me dijo:"Cuando quieras hacerme fotos, avísame". "Ven mañana a primera hora. Te tengo preparada una sorpresa", y se fue. Ya lo sabía no iba a dormir en toda la noche y mis manos iban a terminar muy cansadas.
Enviada por Pantera pálida
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